En los años 80, en Nueva York, se estableció una política de tolerancia cero con cualquier tipo de delito, en concreto en los delitos leves como vandalizaciones del mobiliario urbano.

Se basaba en el principio de los cristales rotos. Si en una calle cualquiera, independientemente de ser un barrio más o menos conflictivo, se deja un vehículo con los cristales rotos, o una vivienda abandonada con alguna ventana rota, en pocos días o semanas aparecerán más ventanas rotas.
Así que se decidió cortar por lo sano. Mantener todo inmaculado y perseguir y sancionar todas esas actividades vandálicas, como pintarrajeos de firmás, etc. (y no, no estoy hablando de graffitis, pues no tienen nada que ver).
En San Sebastián, ciudad con cada vez más turismo y proyección internacional, y a pesar de ingresar cada vez más dinero del turismo ,y de los ciudadanos sin suerte de tregua, la apariencia de la ciudad es cada día más y más lamentable.
Los rayajeros, seguramente por alguna obsesión por compensar alguna inseguridad, y cual perro que tiene que dejar su «aroma» en forma de rápida y virtuosa micción, dejan sus «firmas» repetidas por el mobiliario urbano, en zonas privadas, zonas públicas y todo sin que las autoridades municipales hagan nada. La policía tiene que saber quienes son, no en vano están «firmando» y no es raro, incluso, que alguno incluso sea invitado a eventos para demostrar su, en mi opinión cuestionable, arte.


Lo que no podemos tolerar, bajo ningún concepto, es que no se actúe cuando este vandalismo pone en peligro la integridad física de las personas, como cuando pintarrajean espejos de seguridad para el tráfico.
Imagino un momento en el que las comunidades de vecinos pasarán las facturas de arreglar tanto desastre al ayuntamiento por no hacer nada por evitar esto y menos por mantener el mobiliario urbano público limpio de la marca de simples y vulgarse vándalos.
Por último mencionar que las pinturas en spray son, por lo general, tóxicas y afectan al medio ambiente y la contaminación del agua. También es contaminante tener que cubrir la marca de gente que parece tener mucho que compensar.