En el debate del arte que las Inteligencias Artificiales incluye muchas posturas legales, subjetivas, artísticas y personales. Es un asunto complejo que amenaza con sacudir los cimientos propios de las leyes de derechos de autor e incluso el negocio de los grandes especuladores artísticos, como las casas de subastas.

Cuando salieron las primeras calculadoras, se dice que muchos matemáticos consideraron que el mérito estaba en hacer los cálculos uno mismo, que dar instrucciones para que la máquina hiciera los cálculos era lo sencillo.

Da la resistencia de los creadores de arte, éste puede ser un buen punto a considerar. Sin embargo creo que la utilidad final de las calculadoras, y por ende cualquier ordenador, es hacer muchos cálculos complejos rápidamente y sin error. Saber qué cálculos hacer es lo que realmente es complejo y creo que los matemáticos lo saben. Eso no quita para que las IA estén siendo muy útiles para resolver ciertos problemas con enfoques en los que se prescinde del sesgo humano. Cuestión que no es baladí en cualquier aplicación científica pero… ¿realmente ese es el mismo enfoque para obras artísticas?

En otras palabras ¿es realmente necesario una IA para hacer obras artísticas mejores, más rápidas? ¿Con qué objetivo? ¿Apreciamos de la misma manera una obra hecha por un algoritmo que por un ser humano? Pero la cuestión es ¿para qué las necesitamos? ¿Para no tener que pagar derechos de autor? ¿Qué nos emociona del arte? ¿En qué lugar deja las IA a las galerías de arte y el modelo especulativo que las casas de subasta?

Entraríamos en el debate sobre la utilidad real del arte. Oscar Wilde defendía que el arte es inútil defendiendo esta aparente inutilidad como clave para disfrutar de lo que se contempla.

No creo que una IA nos haga mejores, ni mejor el mundo. Sí que puede servir para cuestionar si realmente existen los derechos de autor o no es más que un constructor más, otro invento para pensar que como seres humanos somos animales especiales. Si una máquina puede dar significado a una obra de arte, el creador humano sobra, o no es necesario.

Si, en cambio, creemos que la creatividad del ser humano y su capacidad de hacer artes, de empezar y acabarlo completamente, es fundamental para disfrutarlo, las IA sobran en este terreno y estaría mejor dedicarlas a avanzar en los desafíos a los que nos enfrentamos como especie.