Yo a mis hijos no les digo lo que tienen que creer o no. Les digo, si me preguntan, lo que yo creo o dejo de creer y siempre, generalmente, adimitiendo que me puedo equivocar. Si acaso les pido que pongan en tela de juicio cualquier afirmación que otros hagan sobre lo que ellos deben pensar.
A veces considero que estoy en clara desventaja cuando me vienen contando lo que otros les han dicho que es cierto fuera de toda duda. Es contra eso contra lo que debemos estar alerta.