No podemos permanecer ignorantes al peligro que se cierne sobre la Internet bajo la presión de las grandes compañías, que incapaces de innovar prefieren poner puertas y limitar lo que se puede llegar a ver en Internet. Al parecer, en sus obsesionada ambición prefieren limitar y cobrar más que por ser los que facilitan que se transportes datos de un sitio a otro.
Tenemos que concienciarnos o nos encontraremos con una Internet al gusto de los más poderosos.