No es la primera vez que lo hace la SGAEditores. Pide un absurdo para que una vez nos impongan un exagerado estemos incluso agradecidos por ello.
Siempre caemos en la trampa y al final la SGAEditores sale ganando.
El debate que tiene que darse es el modo más adecuado para facilitar la desaparición de la SGAEditores y la devolución del canon recaudado a hospitales, industria, ONGs, universidades, empresas de software libre, fotógrafos, usuarios en general, etc., durante todos estos años de abuso y expolio. El debate que se debe dar es cómo tiene la SGAEditores que liquidarse y sus atribuciones recuperadas por el ministerio público y cómo han pedir perdón a la ciudadanía por insultos y amenazas vertidas, pero el debate no debe ser cuándo vamos a pagar para mantener viviendo de la sopa boba a unos cuantos individuos que se creen merecedores de considerarse mejores que los demás y recaudar dinero de la sociedad que avanza con el fin de frenarla y criminalizarla.
Pero los que se deberían considerar como los auténticos piratas de la sociedad de la información lo que hacen es exigir y seguir amenazando, anclados en su absurdo y defectuoso modelo de negocio. Y piden un absurdo, un absurdo tan escandaloso que nos movilizamos, informamos a todo el mundo de la cifra de 1.200 millones, cuando realmente eso es algo que la SGAEditores sabe no va a lograr. Lo saben, pero lograrán menos, y aunque sea menos será exagerado pero será su objetivo real y no protestaremos porque diremos “¡imagina que llegan a ser los 1.200 millones, fiuuuu! ¡Hemos tenido suerte!”
Así lograrán 600 millones, o 400… poco importa. El daño estará hecho. Se seguirá manteniendo una idea que insulta a los ciudadanos, se legitimará un impuesto privado y la democracia habrá demostrado de nuevo su alarmante falibilidad ante la incompetencia o connivencia de unos políticos teñidos del olor del miedo a una industria obsoleta y absurda que secuestra el futuro tecnológico en nombre de unos artistas millonarios y otros artistas sin voz ni voto.
Mi enhorabuena a la SGAEditores. De nuevo magistrales. Como siempre.
Y esta es mi incómoda verdad.
Mario Pena (cc) by-sa