Hoy he encontrado, de casualidad, unas pastas. Sí, unas pastas. No unas pastas cualquiera, unas pastas con las que solía desayunar en mi infancia y más temprana juventud. Unas pastas que no había visto en décadas. He vuelto a percibir el aroma de éstas que han evocado muchísimos recuerdos.
Iba a ser emocionante volver a desayunar con ellas. Tantas cosas vienen a la memoria tras tan largo tiempo.
Y sí, he recordado aquella perdida inocencia durante unos segundos para darme cuenta, acto seguido, que ya nada es ni será igual. Ahora desayuno delante del ordenador viendo noticias, pensando en el activismo, en todo por lo que hay que luchar. Ahora sé que la justicia como tal no existe, ni la inocencia, ni el pecado, ni una vida mejor tras la muerte.
En el fondo no cambiamos de cómo éramos, pero ya nunca nada será igual.
Ni los recuerdos son los mismos. Ni siquiera el pasado es estático, como no lo es el presente y mucho menos el futuro.