De una discusión en Meneame:

«Aunque un cuadro, o cualquier artefacto artístico producto del intelecto humano, pueda ser percibido de distintas maneras existe, al menos entre las personas con cierta formación en temas de arte, empatía y sensibilidad, la noción del respeto a la integridad física de la obra. Tanto es así que he aborrecido la quema de libros, me gustara el libro o no, lo considerara malo o no, o el bombardeo de cuadros, la quema de la Biblioteca de Alexandría, y tantas otras pérdidas irreparables.

Porque esto es clave: No importa que yo no valore una obra de arte. Si puede existir alguien que la valore lo suficiente, yo tengo que intentar proteger esa obra no por mi, sino por respeto hacia esa otra persona que la considera importante. Es más, como no sabemos lo que van a opinar y percibir generaciones futuras, el deber de proteger las obras de arte, nos guste o no, es algo que debemos a esas personas que las podrían cononcer, no tanto a nuestra propia percepción.»