El canon por copia privada debería, a nivel europeo, ser un mal recuerdo de una época en la que auténticos dinosaurios de la industria seguían sin ver que el futuro pasa por evolucionar y adaptar los modelos de negocio a la realidad digital que empezamos a vivir.
Pero ahí vuelve, con fuerza, gravando indiscriminadamente sin tener en cuenta si realmente hay perjuicio (sin datos que lo avalen), con la copia privada totalmente desnaturalizada, y sin tener en cuenta a la ingente cantidad de creadores aficionados que usamos soportes para nuestros propios contenidos, y eso sin mencionar a aquellos que apoyamos la cultura libre.
Así pues tendremos que pagar por nuestras copias de seguridad (de nuestras propias obras), por las tarjetas SecureDigital o CompactFlash de nuestras cámaras fotográficas y un largo etcétera, un dinero que se embolsarán, como siempre, de forma opaca organizaciones que delegan en SGAE, no precisamente un ejemplo de transparencia, ética o simple decencia.
- Fotocopiadora multifuncional, 5,25 euros
- Fotocopiadora monofuncional, 4,25 euro
- Grabadora CD, 0,33 euros
- Grabadora DVD, 1,86 euros
- CD, 0,08 euros
- CD regrabable, 0,10 euros
- DVD, 021 euros
- DVD regrabable, 0,28 euros
- Memorias USB y tarjetas de memoria externas, 0,24 euros
- Discos duros multimedia externos, 6,45 euros
- Discos duros integrados, 5,45 euros
- Reproductores portátiles y tablets, 3,15 euros
- Smartphones, 1,10 euros
(fuente eldiario.es)
Si hay que poner un canon debería ser sobre los soportes originales que pueden ser copiados, esto es, los CDs que se venden, o las pistas disponibles desde plataformas digitales. Si compras una obra original, única forma a partir de la cual se podrá realizar la copia privada, pagas el canon ahí ¿por qué habría que pagarlo en un soporte que puede que se use o no para copias privadas?
Lógicamente los que estamos por la cultura libre, por los nuevos modelos de negocio, por la tecnología buscaremos y estandarizaremos formas de evitar este flujo de dinero a manos de la rueda de siempre.