Me preguntan con mucha frecuencia cual es mi opinión acerca de blockchain, y por extensión, de las criptomonedas como bitcoin y otras. Si bien es justo reconocer que las monedas son una implementación concreta de blockchain, no podemos perder de vista que son éstas las que han elevado a blockchain a niveles de conciencia social que tiene hoy.
En los tiempos en los que primero oí hablar de blockchain y bitcoin yo estaba involucrado en un proyecto relativo a la moneda que me hizo leer e investigar sobre los conceptos monetarios con el fin de comprender cómo funcionan algunos aspectos de éstos.
Esa perspectiva crítica con el dinero me ha llevado de forma natural a ser muy excéptico con lo que consider una moda, blockchain en general. Esto no significa que no pueda tener sentido, pero si que hay que ser muy cuidadoso pues no toda tecnología o novedad, por el hecho de serla, tiene porqué ser sinónimo de éxito.
A priori parece que blockchain no es un sistema eficiente. Consume muchos recursos para muy pocas transacciones posibles al día, lo que se traduce en una difícil escalabilidad.
No obstante sí se observa que puede ser una buena forma de trazar el origen de elementos analógicos en un entorno digital. No veo, no obstante, cómo a nivel digital sólo, puede suponer una suficiente ventaja sobre herramientas igualmente tecnológicas ya existentes.
Tengo la sensación, y puedo equivocarme, que una de las razones por las que ha tenido tanto éxito esta nueva tecnología es porque mucha gente ha visto una forma fácil de hacer dinero. Aunque esa forma de hacer dinero recuerda mucho a la fiebre del oro, que recordaremos hizo más ricos a los bancos y los vendedores de herramientas para extraer el oro, los especuladores y los terratenientes que a los propios excavadores. Si alguna lección debemos aprender es que el oro debe tener una utilidad práctica específica además de ser escaso y brillante. El oro tiene utilidad concreta como aislante, conductor, etc. Bitcoin, como implementación primera y más popular de blockchain tiene un componente deflacionario, y por lo tanto especulativo, que introduce nuevos problemas en una economía ya dañada de por si.
Actualmente bitcoin no es alternativa al dinero fiduciario. No hay más que ver que siempre que hablamos de bitcoin citamos su precio en dólares o euros. Toda la tecnología blockchain, que no es sino un libro contable que no se puede alterar, debe ser el valor que bitcoin no tiene desde el punto de vista práctico social.
¿Que no se pueda alterar lo que se ha escrito es un problema real hoy en día? Yo diría que sí y que no al mismo tiempo. He leído 1984 y comprendo la preocupación que la manipulación de los medios puede sugerir, pero existen tecnologías ya existentes que han lidiado con mayor eficiencia en estos terrenos. Tener una buena información desde el inicio ha sido siempre el problema. Aquel que introduce la información en primer lugar. El error, que es humano, es independiente de la tecnología que se emplee para certificarlo.
Blockchain puede tener algunas implementaciones concretas útiles, pero no olvidemos que el auténtico problema es la voluntad de las personas de ofrecer informacion transparente, no importando tanto la tecnología que se use como la posibilidad de hacerlo de forma escalable. Tampoco hay que olvidar la necesaria precaución cuando hablamos de información sensible o comprometida. Puede parecer que borrar o alterar puede ser algo malo per se, pero no es así siempre. Y eso debe estar en el adn de cualquier sistema tecnológico que pretenda revolucionar el mundo en cualquier aspecto.