Publicado el 15 de Enero de 2005
Texto por Esther Carton que recuerda esa situación mágica que todos hemos vivido alguna vez.
Si miras fijamente a los ojos de alguien puedes saber mas de lo que te cuenta y muchas veces la vida de uno despierta en la retina.
Sus ojos eran preciosos, marrón de un feliz otoño, aquel feliz otoño que empezaba ese día. Era una mañana cálida, pero el viento estaba revoltoso todas las hojas volaban a mí alrededor y no daban tregua a mi flequillo que iba de un lado al otro de mi rostro. Aquella mañana le conocería aunque por su mirada, que nunca me engañó, parecía que nos conocíamos desde la prehistoria. Hay veces que las miradas dicen más que lo que tu mente alcanza a pensar y más tarde a articular con tu boca.
Allí me encontraba en la parada del autobús luchando con el viento y con la mirada, intentando no mirarle mucho pero mirándole bastante.
Tan solo supe preguntar: – ¿ este autobús para en la calle Peláez?
¿Que pretendía mi mente para esa pregunta? solo hay dos respuestas, y lo que yo en realidad quería era hablar, que absurda pregunta nunca me había sentido tan ridícula.
Intenté fijarme en que parada se bajaba, pero el autobús a esa hora iba lleno todo el mundo iba a trabajar o a estudiar, cuando llego el momento de bajarme descubrí que él también se bajaba en mi parada.
Me miro levemente y sonrió, yo tan solo fui capaz de ruborizarme y mirar mi reloj. Que raro nunca lo había visto por allí, tal vez era lo mismo que él estaba pensando en aquel instante.
La vida te pone en el camino personas con las que jamás te has cruzado y tal vez nunca vuelvas a hacerlo, que hacer entonces cuando te vuelves loco por volver a ver sus ojos y que tu nariz se llene de su olor, ¿ cómo volver a ver a alguien del que piensas conocer todo y todo lo desconoces?
Pasé toda la mañana dándole vueltas a todo lo ocurrido en mi periplo del autobús por la ciudad.
Todavía hoy tengo esa idea en la cabeza, quiero oír su voz, esa voz que se repite una y otra vez en mi imaginación. Solo soy capaz de oír su voz en la boca de todas las personas que me hablan.
Cuando me levanto por la mañana veo sus ojos reflejados en el espejo del cuarto de baño, salgo a la calle y su mirada se cruza en cada persona que va a mi lado. Tus ojos enmarcados en mi mirada, solo busco verlos para llenar de luz mis ojos y poder ver. Has ocupado todo mi ser y ya no soy ni siquiera yo misma sino la continuación de ti.
Cuando volví a casa y me metí en la cama no lo podía creer, estaba hecha un lió sin motivo aparente, tan solo una leve sonrisa de la que había creado un mundo paralelo. Cerré los ojos y pensé mañana será otro día, quien sabe tal vez me espere una gran sorpresa.
Decidí soñar y dejar que los sueños fueran lo que en realidad son deseos que tenemos y que nos hacen felices mientras estamos soñando.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons