Los islamistas y yihadistas, nótese que no he incluído a la generalidad de musulmanes, nos odian* por principios. Aunque no expresáramos nuestro odio, aunque no interviniéramos en sus asuntos nos seguirían odiando cuando menos y campando a sus anchas. De hecho los islamistas como movimiento teocrático (político religioso) y los yihadistas como movimiento militar (militar religioso), odian nuestros principios por pura definición.
Ésta es una guerra de ideas y sólo se puede librar si podemos hablar y criticar las ideas. Ignorar la realidad no nos va a acercar ni un ápice a mejorar la situación, más bien al contrario y deja a las principales víctimas a la merced de aquellos que sostienen las ideas que no nos atrevemos a poner en cuestión.
(*La forma de expresar el odio no es igual, ni siempre es odio expreso en el caso de los islamistas. A veces sólo nos tienen lástima por nuestro error y creer en ciertas libertades)