Frases interesantes: Nacionalismo

Albert Einstein dijo:

«El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad.«

Supongo que algún día me decidiré a hacer pública mi opinión personal sobre el nacionalismo, o mejor dicho, sobre los nacionalismos. A veces parece que el nacionalismo de una región dentro de un país es en algún grado distinto, peor o mejor que aquel del la nación, estado o región en la que se físicamente se circunscribe.

¿Existe realmente tal diferencia?

Lo cierto es que lo dudo, por lo menos lo dudo.

Lo que sí sé es que cuando me conecto a Internet veo que las fronteras, las nacionales, las físicas de la ubicación geográfica son inmediatamente pulverizadas y también observo unos nacionalismos que poco o nada tienen que ver con la región física en la que viven las personas. Las barreras, las fronteras nos las ponemos nosotros mismos y son fruto del prejuicio, la ira, la envidia…

También hay que aprender a diferenciar el amor o aprecio que pueda sentir uno por la tierra o región que le ha visto crecer, de las ambiciones de acumulación de poder y dinero de los políticos y otros grupos de influencia que agitan de manera artificial y sin sentido en muchas ocasiones las conciencias de los ciudadanos enfrentándolos los unos a los otros.

Sea como sea, lo importante es la gente que habita las distintas regiones, y la hay buena y mala, mezquina y honrada. Hay de todo. Pero hemos de ser cautos y escépticos ante los que nos dicen cómo pensar sobre las otras personas de otras tierras, no sea que nos estén mintiendo.

5 comentarios en “Frases interesantes: Nacionalismo

  1. Te pongo este texto de Arturo Pérez Reverte por si alguna vez pudiera serte de utilidad, aunque esté centrado en un caso muy concreto de nacionalismo. También creo que la base de todo nacionalismo actual es la endogamia económica.

    >>CORTOS DE RAZONES, LARGOS DE ESPADA
    >>
    >>por Arturo Pérez-Reverte
    >>
    >>Eres joven y guipuzcoano, según deduzco por tu carta y el
    >>remite. Escribes como lector reciente de la última
    >>aventura de nuestro amigo Alatriste, contándome que es el
    >>primer libro de la serie que cae en tus manos. Te ha gustado
    >>mucho, dices, excepto el hecho «poco riguroso» y «poco
    >>creíble» de que una galera española estuviera
    >>tripulada por soldados vizcaínos que combatían al grito
    >>de Cierra, España; en referencia a la Caridad Negra, que
    >>en los últimos capítulos combate a los turcos, en las
    >>bocas de Escanderlu, llevando a bordo a la compañía del
    >>capitán Machín de Gorostiola. Y añades, joven amigo
    >>–lo de joven es importante–, que eso no disminuye tu
    >>entusiasmo por la historia que has leído; pero que el
    >>episodio de los vizcaínos te chirría, pues parece
    >>forzado. «Metido con calzador –son tus palabras– para
    >>demostrar que los vascos (y no los vascongados, don Arturo)
    >>estábamos perfectamente integrados en las fuerzas armadas
    >>españolas, lo que no era del todo cierto.»
    >>
    >>Son las siete últimas palabras del párrafo anterior las
    >>que me hacen, hoy, escribir sobre esto; la triste certeza de
    >>que realmente crees en lo que dices. Te gusta la novela,
    >>pero lamentas que el autor haga trampas con la Historia
    >>real; la auténtica Historia que –eso no lo cuentas, pero
    >>se deduce– te enseñaron en el colegio. Así que, con
    >>buena voluntad y con el deseo de que yo no cometa errores en
    >>futuras entregas, me corriges. Debería, a cambio,
    >>escribirte una carta con mi versión del asunto. El
    >>problema es que nunca contesto el correo. No tengo tiempo, y
    >>lo siento. Esta página, sin embargo, no es mala
    >>solución. La lee gente, y así quizá evite otras cartas
    >>como la tuya. De paso, extiendo mi respuesta a la cuadrilla
    >>de embusteros y sinvergüenzas de los sucesivos ministerios
    >>de Educación, de la consejería autonómica
    >>correspondiente, de los colegios o de donde sea, que son los
    >>verdaderos culpables de que a los diecisiete años, honrado
    >>lector, tengas –si me permites una expresión
    >>clásica– la picha histórica hecha un lío.
    >>
    >>Machín de Gorostiola es un personaje ficticio, como su
    >>compañía de infantería vizcaína. En efecto. Pero uno
    >>y otros deben mucho al capitán Machín de Munguía y a
    >>los soldados de su compañía, «la mayor parte
    >>vascongados», que, según una relación del siglo XVI
    >>conservada en el Museo Naval de Madrid, pelearon como fieras
    >>durante todo un día contra tres galeras turcas, en La
    >>Prevesa. En cuanto a lo de Cierra, España, ni es consigna
    >>franquista ni del Capitán Trueno. Quien conoce los textos
    >>de la época sabe que, durante siglos, ése fue usual
    >>grito de ataque de la infantería española –en su
    >>tiempo la más fiel, sufrida y temible de Europa–, que en
    >>gran número, además de soldados castellanos y de otras
    >>regiones, estaba formada por vizcaínos; pues así,
    >>vizcaínos, solía llamarse entonces a los vascos en
    >>general, «a veces cortos de razones pero siempre largos de
    >>bolsa y espada». Y guste o no a quien manipuló tus
    >>libros escolares, amigo mío, con sus nombres están
    >>hechas las viejas relaciones militares, de Flandes a
    >>Berbería, de las Indias a la costa turca. Los oprimidos
    >>vascos fuisteis –extraño síndrome de Estocolmo, el
    >>vuestro– protagonistas de todas las empresas españolas
    >>por tierra y mar desde el siglo XV en adelante. Ése fue,
    >>entre otros muchos, el caso de los capitanes de galeras
    >>Iñigo de Urquiza, Juan Lezcano y Felipe Martínez de
    >>Echevarría, del almirante Antonio de Oquendo, su padre y
    >>su hijo Miguel, o de tantos otros embarcados en las galeras
    >>del Mediterráneo o en la empresa de Inglaterra. Las
    >>relaciones de Ibarra, Bentivoglio, Benavides, Villalobos o
    >>Coloma sobre las guerras del Palatinado y Flandes, los
    >>asedios, los asaltos con el agua por la cintura, las
    >>matanzas y las hazañas, las victorias y las derrotas,
    >>hasta Rocroi y más allá incluso, están salpicadas de
    >>tales apellidos, sin olvidar las guerras de Italia: en
    >>Pavía, por ejemplo, un rey francés fue capturado por un
    >>humilde soldado de Hernani, en el curso de una acción
    >>sostenida por tenaces arcabuceros vascos. Y te doy mi
    >>palabra de honor de que aquel día todos gritaron, hasta
    >>enronquecer, Cierra, España: voz que, en realidad, no
    >>tenía significado ideológico alguno. Sólo era un modo
    >>de animarse unos a otros –eran tiempos duros–
    >>diciéndole al enemigo de entonces, fuera el que fuera:
    >>Cuidado, que ataca España.
    >>
    >>Así que ya ves, amigo mío. No inventé nada. El único
    >>invento es el negocio perverso de quienes te niegan y
    >>escamotean la verdadera Historia: la de tu patria vasca
    >>–«La gente más antigua, noble y limpia de toda
    >>España», escribía en 1606 el malagueño Bernardo de
    >>Alderete– y la de la otra, la grande y vieja. La común.
    >>La tuya y la mía.

  2. No había leído este texto y desde ya te agradezco que lo reproduzcas en esta humilde web. Es fantástico. No sé mucho de historia a estos niveles y siempre me había parecido, o siempre había intuido que hay mucho de manipulación. Cuando he mirado cosas sobre el los vascos de antaño, me ha parecido ver una verdad enterrada bajo toneladas de mentira, tergiversación y manipulaciones intencionadas.
    Como consecuencia, lo que dice Arturo, mucha gente joven que lamentablemente se creen todas esa patrañas que alguien les dicen tienen que creer.

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