La restricciones de nuestros derechos digitales, o mejor dicho, la restricción de nuestros derechos mediante hardware y software, afectan de forma determinante el futuro del conocimiento humano. Si consentimos que cualquier dispostivo facilite a tereceros que decidan por nosotros qué leer, cuándo y cómo, dejamos nuestra libertad de lado en favor de una aparente comodidad que no es tal, es sumisión.
Tras la nefasta actuación de Amazon que borró todos los «1984» y «Rebelión en la Granja» comprados de los propios Kindle, el peligro del que tantas veces habíamos hablado se ha plasmado en un hecho concreto que si se analiza revela la auténtica naturaleza de los DRM.
Firma para que Amazon elimine los DRM del Kindle y se lance al mismo tiempo un mensaje claro al resto de industrias que apuestan por la restricción de nuestros derechos como si necesitaramos tutela de un gran hermano.
Sin ánimo de ofender, ni firmitas ni hostias en vinagre. ¿Queréis productos sin DRM?, pues no compréis aquellos que los tengan.
Cuando alguien compra un Kindle, además de que Dios mata a un gatito, lo que hace es sostener un modelo de negocio – ¡como me repatea la expresión! – basado en restricciones. Pues entonces que no vengan con que si mi Kindle no me deja hacer esto o aquello o que me han borrado el librito de marras. Han comprado cadenas y con cadenas tendrán que cargar. Es el miedo a la libertad.
Sin ánimo de ofender, ni firmitas ni hostias en vinagre. ¿Queréis productos sin DRM?, pues no compréis aquellos que los tengan. Hay una frase de José Francisco Alcántara (vervs.net) que lo resume a la perfección: Cada euro que gastas apoya algo, ¿sabes bien qué estás apoyando?.
Cuando alguien compra un Kindle, además de que Dios mata a un gatito, lo que hace es sostener un modelo de negocio – ¡como me repatea la expresión! – basado en restricciones. Pues entonces que no vengan con que si mi Kindle no me deja hacer esto o aquello o que me han borrado el librito de marras. Han comprado cadenas y con cadenas tendrán que cargar. Es el miedo a la libertad.
La gente compra un kindle y no tiene, en las más de las ocasiones, ni la más remota idea de qué es el DRM. En la calle nadie sabe qué es un DRM ni nada que se le parezca. Es costumbre no informar de los «cons» y es costumbre no informarse de estas cosas porque no nos gusta escuchar toda la realidad de las cosas…