He estado la última semana de viaje por San Francisco y Las Vegas. Pronto espero poder contaros parte de mis experiencias subiendo fotos y reflexiones.

Durante estos días he estado un poco desconectado de las noticias leyendo si acaso algunas de forma muy transversal.

Pero aunque no hemos parado mucho sí he tenido algo de tiempo para reflexionar y pensar sobre las cosas de la vida. En concreto la distinta manera de enfrentar la realidad de la sociedad norte americana, me ha hecho pensar bastante. No existe tampoco una única «sociedad estadounidense» es de hecho una sociedad heterogénea. No podría ser de otra manera al ser un país tan grande, con tantos problemas como virtudes.

Tal vez sea su pasado, breve, pero intenso, su liderazgo pese a que la lógica impone que no deberían ser líderes, lo que invite a la reflexión.

Pero como decía, al leer las noticias de forma transversal cada día tengo más claro un hecho innegable. Nuestra huella en el mundo se define por la forma en la que tratamos a los demás. En el fondo las personas no somos tan distintas. Al contrario, en general nos parecemos bastante. Las diferencias sustanciales que nos separan – las de la mente – surgen de la educación, el entorno, los prejuicios y el miedo irracional.

Las cosas buenas y las malas se pueden en general reconocer. Si nos libramos de las fantasías supersticiosas, si nos concentramos en los hechos, en las evidencias, es bastante fácil encontrar las formas de funcionar que no afecten de forma negativa a los demás.

No es tan difícil como nos quieren hacer creer y confío en que cada vez más gente siga el camino correcto, caótico, pero correcto de tratar a los demás como querríamos que nos trataran los demás. En la simplicidad está la clave del auténtico éxito.