Una casa cualquiera, en un barrio cualquiera de una pequeña ciudad perdida en un mar de edificios y autopistas.
Conduzco con el coche, me paro de pronto. Hago la foto.
Es una casa normal y corriente en un día nublado. Nada de particular, pero atrae mi mirada, capta mi atención.
Me gusta el resultado.
Me pregunto ¿qué vida llevarán sus habitantes? ¿Qué anhelos les empujan a seguir luchando en medio de la diminuta inmensidad?
Tal vez somos apenas pequeños granos de un océano de sonidos e interacciones, pero igualmente somos inmensos en nuestro propio universo privado y personal.
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Ningunterra 
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Muy buena foto, mario… si que lo has niquelao: has reflejado la tranquilidad.
Preciosa entrada, Mario, tu reflexión y la fotografía.
Me llama, aparte, especialmente la atención esa sucesión de «matojos» en la mediana de la carretera, conceptual y fotográficamente hablando.
besotes fuertes y grandes y enormes, 🙂
Gracias por los comentarios. Tal vez lo más curioso es que me detuve al azar… Hay zonas que parecen lienzos para la imaginación.