No puede existir libertad sin seguridad

Publicado el 15 de Julio de 2005

«No puede existir libertad sin seguridad.» Estas palabras son las que pronunció el ministro español de interior antes de la reunión de ministros europeos.

No sé qué me da más miedo, que alguien diga semejante cosa por error y nadie le corrija o que sepa muy bien lo que está diciendo. Si es lo segundo, entonces estoy aterrado.

Voy a explicar las razones por las que pienso que la intervención por parte de la policía de nuestras comunicaciones telefónicas y electrónicas sin supervisión judicial me parecen, no sólo que atentan contra el derecho fundamental a la confidencialidad de las comunicaciones, sino que no van a servir al fin que dicen querer perseguir.

Técnicamente hablando, no sirve para nada: Desde hace muchos años Echelon (un programa Estadounidense dedicado a espiar todas las comunicaciones que se realizan) está funcionando interviniendo todas nuestras comunicaciones y sin embargo sigue habiendo atentados. Es de suponer, además, que si dicho programa, complejo y masivo, que espía no sólo los receptores y remitentes, sino los contenidos, etc, no ha logrado detener el 11-S, el 11-M, el 7-J e innumerables atentados en Israel, Irak, India, Afganistán, etc, difícilmente podemos deducir que un programa europeo basado en premisas “más suaves” vaya a lograrlo. Es más, se ha probado que dicho programa ha servido en todo caso a las grandes corporaciones estadounidenses para obtener información privilegiada y competir con ventaja contra las corporaciones europeas.

Los terroristas lo saben: Hace tiempo que los terroristas van por delante de nuestras fuerzas de seguridad, de no ser así ya no existirían. Y lo saben desde Echelon, desde la intervención del teléfono de Osama Bin Laden, lo saben tan bien que hace mucho tiempo que han inventado todo tipo de trucos para evitar la interceptación y comprensión de sus mensajes: Los terroristas escriben cartas postales, las cuales no tienen ningún seguimiento efectivo. Los terroristas ponen anuncios por palabras en periódicos con claves preestablecidas anteriormente en reuniones personales. Los terroristas quedan en físicamente en sitios donde no puede haber micrófonos. Los terroristas no ponen textos que hablan de la hora y sitio del atentado, ni el tipo de bomba con el que van a hacer estallar un tren. Los terroristas saben que se les vigila desde hace tiempo y saben sobrevivir; es parte de su trabajo.

Será demasiado caro y lo pagaremos nosotros: Por un lado las compañías privadas tendrán que realizar grandes inversiones en sistemas de control y almacenamiento con lo que nuestras facturas crecerán, y por otro lado, el ministerio de interior tendrá que otorgar contratas para programas y sistemas que gestionen toda esa información. El dinero saldrá de nuestros impuestos. Pagaremos que se nos espié.

Ahora pasamos al peligro que corren nuestras libertades.

En la propia frase “sin seguridad no puede haber libertad” se encierra una de las más importantes falacias que he escuchado nunca. Si eso fuera cierto nos encontraríamos con que “como no tenemos seguridad ahora, no tenemos libertad”. Eso es lo que se pretende imbuir en nuestro subconsciente. Pero al mismo tiempo no se cansan los mismos políticos en recordarnos las libertades que tenemos y que corren peligro por la amenaza terrorista.

La realidad es bien distinta. Sólo puede existir seguridad si se elimina toda libertad individual y colectiva de manera absoluta y permanente.

Cabe pensar entonces que la manera sencilla de implementar niveles altos de seguridad pase necesariamente por una restricción totalitaria de las libertades que ahora poseemos. Pero esto no se va a hacer de una vez, se hará progresivamente.

El otro problema es el siguiente: la interceptación de las comunicaciones esquivaría el control de los jueces, y pasa a manos de la policía; acercándonos más y más a un estado policial propio de dictaduras, no de democracias; pongo por delante que tengo total fe y confianza en que la inmensa mayoría de los agentes de seguridad son persona íntegras, serias y diligentes… Me da miedo en cambio la reducida minoría y sobre todo los intereses que hay por tan jugosa información. Me dan miedo los que dan las ordenes desde oscuros despachos.

Tengamos también en cuenta que el estado en el que vivimos, la democracia representativa no tiene garantía alguna de seguir existiendo a medio o corto plazo. Cuando pensamos que ahora no hay problema, que nos sabemos buenos ciudadanos… ¿qué pasará mañana si la cosa cambia? ¿Quién controlará mañana esa información si ganan las elecciones partidos radicales como apunto estuvo de ocurrir en Francia?

Mi conclusión de basa en la siguiente frase: ¿quién vigila a los vigilantes? Ese es el problema, y si los jueces no pueden controlarlo… nadie lo hará.

¿Pero qué podemos hacer nosotros?

Vivimos en un mundo extraño de intereses económicos petrolíferos, religiosos, energéticos, consumistas y geoestratégicos en los que los terroristas de base, y los suicidas, son fanáticos en manos de manipuladores llenos de intereses y retórica.

Es un mundo en el que EEUU y GB dan armas de destrucción masiva a Saddam Hussein, éste mata a miles de Kurdos con ellas, EEUU veta la condena de Naciones Unidas contra Irak por la matanza, usan el ejército Irakí para matar a Iraníes, luego cambian las tornas y ponen a Saddam como centro del eje del mal y le invaden con la mentira de tener armas de destrucción masiva y decir que ya antes había matado a kurdos (olvidando que EEUU impidió que se condenaran tales acciones), que vigilan las instalaciones petrolíferas mientras que los insurrectos y los terroristas matan a los Irakíes y todo lo que se ponga por delante a diario… Es un mundo donde reina la injusticia y eso tiene que cambiar o siempre nos odiaremos mutuamente… hasta la muerte.

No cabe pensar que los únicos que hacen las cosas mal sean los terroristas, aunque sean los peores.

La guerra de Irak como todas las guerras, fue un error resultado de miles de errores previos. Pero ya está hecho, hay que asumirlo y aprender de ello para no repetir las acciones equivocadas que desembocan en conflictos bélicos futuros. Sólo los pueblos pueden evitar que les engañen, sólo los pueblos, con sacrificio, pueden hacer que los Hitler, Stalin, Truman del mundo no medren a su costa. Sólo un pueblo instruido, educado, que pueda pensar con criterio y libremente puede hacer eso.

Pero para evitar que se nos engañe es necesaria la libertad de expresión, de asociación, de huelga, de acceso a la cultura, y eso se está limitando. Se ha visto el riesgo que supone que podamos decir lo que pensamos y ahora lo quieren controlar.

Hemos de hacer lo que es justo y para ello hay que impulsar la educación de las personas, pero de todas. Ahora tenemos las herramientas necesarias pero hay que quitar a los intermediarios que pretenden cobrar y controlar todo esto.

También tenemos que investigar en alternativas energéticas al petróleo. ¿Qué energías? Solar, eólica, hidrógeno, de mareas y más importante, la fusión nuclear de la que por fin se está empezando a hablar ahora…

Hay que transmitir unos valores de educación y convivencia y tolerancia que aunque choquen con las religiones organizadas del mundo, debe llegar a todos, para que la gente vea que otro mundo es posible, que hay un tú además de un yo y que estamos en el mismo planeta, condenados a convivir. Y ese mensaje y las acciones que llevemos acabo tienen que llevar esperanza a la gente.

Sólo así podremos derrotar al terrorismo.

No permitamos que para evitar que los terroristas acaben con nuestras libertades, sean los políticos que nos representan quienes nos las quiten.

Mario Pena (cc) by-sa 2005

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s