Las acciones de SGAE en los últimos tiempos están ganandole a la entidad de gestión de derechos de editores una merecida popularidad que pugna incluso con una conocida banda terrorista. Esto se puede comprobar muy a menudo en http://meneame.net, donde se muestran las etiquetas más populares.
Es aún más, las acciones de la SGAE siempre han sido, seguramente irreflexivamente, comparadas con las de esa banda asesina. Evidentemente no se pueden comparar, pero sí queda la molesta sensación de analogía que nos viene siempre a la mente al comprobar que lo que mueve a SGAE es exclusivamente el dinero y el poder, algo común a las ambiciones de casi todas las bandas criminales de todo tipo. Eso no significa que se parezcan, simplemente que da mucho que pensar.
La SGAE envía cartas exigiendo pagos, no se cansan de insinuar que les gustaría mucho ver a muchos ciudadanos entre rejas. La SGAE se apoya en la inoperancia de los políticos para ofender la inteligencia de los usuarios de Internet y las nuevas tecnologías en general.
Además la forma de organizarse es muy similar a otras organizaciones de carácter más sospechoso. Un grupo mandando sobre unos cuantos que no tienen poder de decisión en absoluto. La opacidad es práctica común en una entidad que nación para defender a los autores de los editores y se están convirtiendo en una lacra para la cultura al defender los intereses de los editores exclusivamente. Y ni siquiera lo hacen bien.