Internet es una amenaza para los inadaptados, para los retrógrados, para aquellos que tienen miedo de avanzar y cambiar. La industria del entretenimiento, aliada con los políticos que quieren destruir Internet imponiendo controles y restricciones de inspiración analógica, están creando una suerte de crímenes de opinión, donde la postura que defiende que la gente debería poder intercambiar contenidos libremente cuando no existe ánimo de lucro, se convierte en una posición proscrita. Y todo por la interpretación de unas leyes continuamente modificadas para contentar a las industrias más radicales que añoran aquellos tiempos en que controlaban los medios y los canales de distribución… y no existía apenas eso llamado Internet.
Estamos pues ante una suerte de nueva religión, la religión del copyright en la que el debate es imposible ya que una parte juzga a la otra como criminal. Un parte ha comprado a los políticos y los políticos ven la escusa perfecta para otro argumento con tanta base como la de «los terroristas ganan» e ir eliminando así poco a poco y paso las últimas libertades que nos quedaban y esta era digital nos prometía.
Los ciudadanos además somos considerados estúpidos, y cierta razón no les falta; les seguimos votando aún a sabiendas de que son corruptos, nos insultan, nos quieren meter en la cárcel o nos quitan las conexiones a Internet. ¿Existe mayor prueba del neo fascismo en el que vivimos? ¡Realmente quieren quitarnos las conexiones a Internet por compartir contenidos en Internet! Si analizamos con criterio científico, compartir es difícilmente lo peor que se puede hacer en Internet. De hecho la humanidad sólo ha logrado avanzar al poder compartir. Es el mundo al revés… y les seguimos votando. ¿Somos estúpidos? Tal vez, pero no todos y no para siempre.
Pero independientemente de este inmenso y radical absurdo, ¿solucionarán los tres avisos los problemas de la industria? Es difícil prever qué pasará en un entorno como Internet, pero honestamente creo que no. El problema sigue subyacente: Las industrias del entretenimiento no se han adaptado al entorno digital y no pretenden hacerlo a corto o medio plazo. Quieren seguir explotando un modelo analógico en el que, lamentandolo mucho, no existe un único jugador. Hay varias industrias y los modelos de creación, publicación y distribución son digitales. Tarde o temprano tendrán que usar los sistemas y conceptos que hoy llaman «ilegales».
Lo cierto es que yo desafío a cualquiera que rebata algo que siempre afirmo; que la creación de cualquiera está unida y depende no sólo de creaciones anteriores, sino de toda otra clase de influencias pasadas y actuales. La creación 100% original es científicamente imposible. Sólo se puede crear bajo un modelo más o menos mixto de P2P intelectual, mentalmente subconsciente. ¿Puede realmente alguien tener todos los derechos reservados sobre su obra, para todo tipo de usos… y en un entorno digital? Si somos intelectualmente honestos debemos concluir que no es posible y rechazaremos por lo tanto lo que hoy se sostiene como doctrina de fe.
Es difícil imaginar que nadie tras las primeras amenazas (son amenazas, no avisos) vaya a cambiar radicalmente y se decida a comprar cientos de CDs (todavía existen, sí, lo he visto) en las tiendas. Es una ilusión, una bonita fantasía, un espejismo. Las cosas cambiarán, las formas de compartir variarán, se adaptarán y no porque los ciudadanos sean criminales, sino porque son personas, porque en el fuero interno entienden cómo funcionan o deberían funcionar las cosas. El ser humano necesita, por naturaleza, compartir.
Sueño con que la gente comprenda que, aunque lo que hacen puede que alguna ley injusta lo llame ilegal, no es malo. Es el futuro y la industria debería preocuparse más de su propia mediocridad. Lo que sí saben es que su auténtica amenaza son aquellas personas honestas que han comprendido que el proceso creativo sólo es posible si se es honesto y se comparte. La industria debería ser más inteligente como para reconocer que los que comparten no son sus enemigos, sino sus aliados.
Y los políticos deberían tener mucho cuidado de los cientos hoy, pero miles mañana, de ciudadanos que ya hemos tenido más que suficiente de su hipocresía, mentiras y corrupción. Tendrán que habilitar muchas cárceles para los criminales de opinión que dedicaremos todos nuestros esfuerzos en denunciar un sistema político corrupto, una falsa democracia que mantiene a millones en la miseria ya sea alimentaria o intelectual con el único objetivo de enriquecer a algunos y mantener en el poder a otros a toda costa.