He hablado muchas veces de Spotify, un servicio de música en streaming que tiene sus indudables virtudes, pero también sus notables inconvenientes. Tal vez, desde un punto de viste filosófico, sea importante destacar que está muy bien si nos hacemos conscientes de que no pagamos por la música, sino por el privilegio de escucharla.
Es decir, pagamos por un servicio de radio auto-programada sin publicidad. El día que Spotify cierre, se irá todo ese catálogo al mismo tiempo. El día que retiren esa canción concreta que tanto nos gusta, ya no la escucharemos y seguramente no descubriremos muchas cosas que se salgan de los canales convencionales de las últimas décadas.
Sin duda Spotify es una buena idea, un interesante experimento que por el momento no es rentable y tira de inversión de capital riesgo y que depende en gran manera de la buena voluntad de una industria, que no olvidemos, no ha dudado en llamar criminales a la gente que se ha descargado su música sin pagar.
El peligro inherente a confiar en servicios de streaming en la nube en detrimento del P2P es que cedamos el derecho a acceder a la música por el simple y volátil privilegio de escucharla.
Yo lo tengo instalado en mi Iphone y va muy bien y lo bueno que aun sin conexion a internet (Prevaimente haciendo una, dos, tres, etc. lista con lo que te gusta) lo puedes escuchar perfectamente.
Sí Ángel pero la cuestión no es esa. La cuestión es qué pasará si tiene que dejar de pagar… o qué pasará si Spotify deja de funcionar en el futuro o si alguno de los sellos retira del catálogo alguna de las canciones que tienes en tu lista. La respuesta es que no podrás escuchar esa música porque va con DRM asociada a una cuenta de pago. No tienes la música, no tienes derecho a escucharla, tienes el privilegio temporal y revocable de escucharla. No pagas por la música, sino por escucharla durante un periodo de tiempo limitado bajo unas condiciones concretas que tienes que cumplir.