SOPA es hasta la fecha el mayor ataque coordinado de ciertos lobbys de presión y sus siervos políticos para acabar con la Internet tal y como la conocíamos. La versión Española, la Ley Biden-Sinde, ahora bautizada Biden-Wert, es apenas una sombra de lo que SOPA puede suponer a nivel mundial.
No es exagerado decir que una vez se apruebe SOPA Internet ya no será Internet, será otra cosa. Será una enorme máquina al único principal servicio de los que odiaban la anterior Internet por poner en evidencia su inacción, su incapacidad o nula voluntad de trabajar para hacer algo distinto en plena era digital.
Vivimos pues los últimos días de Internet tal y como era. Ya hace tiempo que ha dejado de ser el entorno neutral que tenía que ser, y de hecho habrá más ataques tal y como leyes como HADOPI o similares de otras naciones apuntan. Unos pocos sienten que tienen que poner coto y monopolizar todo, incluida la web.
La distópica Internet que nos espera no será evidente tras la publicación de SOPA, sino que el cambio será sutil. Primero destruirán sin el debido proceso legal a unas cuentas webs emblemáticas de enlaces. Después, pasados unas semanas o meses irán a por los proyectos incipientes, aquellos que se atrevan a levantar la cabeza. Muchos nunca los conoceremos. Ya no habrá espacio para proyectos realmente avanzados e inspiradores, ya no habrá espacio para que los autores obtengan la recompensa que su calidad les hará merecedores. No habrá nada nuevo porque no quieren que lo haya.
Y cuando SOPA no logre sus objetivos, porque no lo lograrán, irán a por los usuarios de forma todavía más feroz.
Por eso, por la tristeza que da comprobar cómo la democracia y la separación de poderes saltan en pedazos ante los únicos que parecen haberse quedado con los derechos de los que progresivamente nos privan, los lobbys y empresas de intermediación reaccionarias, la opción nuclear es la única que nos queda. Cerrar nuestras webs unos días; el 18 y el 23 de Enero, como testimonio silencioso ante el inminente final de una época que tantas promesas.
El 24 de Enero de 2012 será un día triste si se aprueba SOPA. Y aunque no se aprobara todavía queda ACTA y mil intentos más de una serie de industrias que mienten y unos políticos cómplices.
Ningunterra, hagan lo que hagan los grandes, cerrará esos días. Pequeña contribución, pero merecido homenaje a una red que tantos buenos momentos nos ha dado.