Publicado el 11 de Marzo de 2004
Hoy he estado en una concentración de repulsa, sitiendo dolor, sufriendo, pensando en los familiares, en los herido, en los muertos.
¿Qué contaremos a nuestros hijos cuando crezcan? ¿Cómo podremos explicar lo inexplicable?
En medio de tantos corazones helados…
… una ensordecedor silencio. El silencio del horror, el espanto, la hermandad. Un silencio vital contra la barbarie, doliente que conjura contra el fanático capaz de matar porque sí. Un ensordecedor silencio que encoje mi corazón, lo parte en dos y lo deja seco de sangre. Unas lágrimas que saladas se derraman junto con otras muchas durante estos días.
Demasiadas lágrimas… demasiado dolor