Publicado el 23 de Marzo de 2004
Pienso que vivimos en un país de charanga y pandereta, donde la indignación deja paso en muy poco tiempo al hastío, el conformismo y lo que es peor, el olvido. Y no es para que nos extrañemos, porque en este país, nunca pasa nada. Da igual lo que digamos, enseguida vemos que nuestra protesta es olvidada, ignorada y tergiversada por los dueños del poder. Pasó con la guerra, pasa con el canon de los CDs, pasa con todo y a todos los niveles. Criminalizamos y demonizamos al que no piensa como nosotros en vez de debatir. Viven muchos en un mundo irreal de blanco y negro; si bien ambos colores existen, no podemos olvidar todos los matices de gris que hay en medio.
En este contexto yo creo que la indignación del pueblo ha estado mal enfocada. ¿Hacía falta que el terrorista matase a 190 personas para que nos enfadasemos con el gobierno del Prestige, la guerra de Irak, y el AVE? Porque creo que el pueblo estaba enfadado desde que salió a manifestarse por la paz, y que el verdadero castigo tiene que ser por la guerra apoyada, por los miles de iraquies muertos, no por el atentado horrible del 11-M. Todos somos objetivos del terrorista, siempre, no importa nuestra postura. No puedo creer que el gobierno desease o tenga culpa del atentado. Puede tener culpa de soberbia, fanfarronería, falta de visión, ambición… muchas cosas, por no de los muertos del atentado. He leído frases como “PP, tu guerra, nuestros muertos” Eso también me deja helado. ¿Qué pasa con los nueve millones de personas que votan al PP? Sus pecados puede ser otros pero no son culpables de las acciones del terrorista. Esto es lo que tenemos que entender, que lo importante es estar unidos contra el terror en todas sus manifestaciones. Y estar en contra de la guerra, sea cual sea, es estar en contra del terror. Y el cambio no viene por que el votante ese del PP deje de votar al PP, sino por que tú o yo comprendamos que tenemos de desterrar el miedo, la ira, el odio. Es difícil, pero no existe otro camino para evitar que vuelva a pasar algo así… y volverá a pasar si no cambiamos nosotros mismos intentando por el camino hacer entender a los demás que el único camino hacia la paz, es la paz misma. El terrorista ya no puede hablar, nosotros sí. Hagámoslo. Eso es lo que más le duele al terrorista. Un saludo.