Contra la cibersentada contra SGAE

Publicado el 29 de Enero de 2006

Está circulando por Internet una iniciativa de «cibersentada» contra la SGAE. Desde Ningunterra queremos dejar claro que no sólo no apoyamos tal iniciativa por considerarla como un ataque DoS (Denial of Service, Denegación de Servicio) ilegal, sino por las consecuencias negativas que tiene para la libertad expresión de la SGAE y para la propia comunidad internauta que lucha contra esta sociedad con lo único, a nuestro entender válido, la palabra y la razón.

En el convencimiento que la máxima Maquiavélica de que «el fin justifica los medios» no coincide con nuestros principios éticos y morales, creemos que saturar los servidores mediante recargas recurrentes de la web desde varios ordenadores no es otra cosa que usar una herramienta tecnológica para impedir la libre y legítima expresión de unas ideas aunque no las compartamos.

Si bien la SGAE ha demostrado durante años escaso respeto y ha empleado la amenaza y la mentira, nada hace que nosotros tengamos que usar herramientas análogas para combatirla. Los internautas tenemos razones y argumentos suficientes para el debate que pretenden rehuir y no hace falta darles argumentos que les permitan acusarnos públicamente de ciberterroristas, negadores de la palabra, y un largo etcétera.

Pero lo más importante es que dejar inutilizada la web de la SGAE equivale, nos guste o no, a callarles la boca, a silenciarles. Eso no nos gusta nada. Por mucho que nos pese y aunque no estemos de acuerdo con lo que dicen, han de tener la libertad de decirlo, sólo eso nos justificará a nosotros a expresar igualmente lo que queramos decir. ¿Si no les dejamos hablar qué derecho podemos arguír para que a nosotros sí se nos escuche?

Esto de «cibersentada» no es más que un eufemismo. Detrás se encierra un ataque DoS en toda regla, y una visión equivocada que eliminado la posibilidad de hablar de una de las partes quiere ser la única voz escuchada.

En Ningunterra no somos amigos de revoluciones salvadoras, mejor nos cuidamos de los profetas. Nos gusta más la evolución que aunque lenta es inexorable.

Deja un comentario