Nos encontramos ante una encrucijada en la que podemos observar las tendencias de ciertos grupos de presión y de nuestros líderes (los que elegimos y legitimamos una y otra vez), que se contraponen de forma evidente y llamativa a las auténticas necesidades que existen en pleno inicio de la era digital.
¿Tenemos motivos para preocuparnos? Pues sí, deberíamos estar muy preocupados porque:
Nuestro representantes europeos no dudan en olvidar y rechazar la política de tomar decisiones basadas en la evidencia científica para complacer a las grandes empresas del entretenimiento que se niegan en evolucionar y adaptarse a la realidad de Internet. Esto es peligroso, porque no sólo van a aumentar los años de «protección» de las grabaciones sonoras hasta los 95 años, cosa que en nada beneficia a los artistas, y perjudica mucho a los ciudadanos, sino que sientan en lamentable precedente de alejamiento de la tradición científica para adentrarse en las procelosas aguas de la superchería y la demagogia religiosa. En este caso, la religión del dios Copyright. Corremos el riesgo de caer en una nueva edad media de la era digital. La ciencia rechazada, es como una luz que se apaga. Poca gente se da cuenta de lo increiblemente grave que es esta situación. Las consecuencias a medio y largo plazo son impredecibles.
Los perjudicados, son los ciudadanos que les votamos. ¿Será que querremos siempre un dominio público real y práctico… inexistente?
Pero si no tuvieramos suficientes problemas con nuestros representantes políticos a los que seguimos premiando con nuestros votos, por lo tanto, siendo nosotros mismos cómplices de nuestro males, otras organizaciones, supuestas defensoras de nuestros derechos o de las industrias directamente perjudicadas por las malas praxis del copyright, se pasan al bando de la defensa dogmática de la nueva religión del milenio digital, el copyright tal y como fue decidido que sería unos 200 años atrás, cuando nada había digital.
Así encontramos que Asimelec prefiere volcarse con la supuesta necesidad de adoctrinar (mirar punto 5) a los ciudadanos sobre la incuestionabilidad de la ley de propiedad intelectual tal y como está formulada actualmente.
Lo cierto es que sí necesitamos tecnología y modificaciones de las leyes. Necesitamos cosas reales y ser valientes porque:
– Es hora de desplegar una Internet gratuita, global y de conexión permanente con tecnologías tipo WIMAX.
– Es hora de replantear las leyes de propiedad intelectual y de copyright para que no se permita más abusos por parte las industrias y los litigadores profesionales, y sí más uso de los contenidos en función de su destino por la ciudadanía. Es hora de que no sigamos siendo criminales por el simple hecho de observar la superabundancia de contenidos digitales y usarlos para premiar a los creadores de forma directa.
– Es hora de poner en el mismo plano de competencia los nuevos modelos de negocio que tienen que competir para fomentar la innovación, con los modelos arcaicos y analógicos que se basan en la escasez de contenidos. Señores, hoy hay escasez de atención. Empiecen a preocuparse por eso.
Si hay que buscar culpables, miremos en nosotros mismos. Lo que leemos, lo que vemos, lo que consumimos, a quien elegimos. Hemos permito por demasiado tiempo que nos roben la cultura, que se diga defender a los autores cuando se defienden modelos absoletos. Está en nuestra mano exigir por activa y por pasiva que no se abuse más de nuestra paciencia.
Hola, totalmente de acuerdo, hay que «despertarles» y hacerles ver que Dylan fué profeta, «Los tiempos ya no están cambiando» ya han cambiado y no lo han sabido ver y evolucionar en consecuencia.
Les da mucho miedo que Internet es capaz de cambiar hasta las leyes físicas, cuando los de arriba defecaban siempre caía sobre los de abajo y a callar, hoy, con la red, se puede «mear» de abajo a arriba…
Sabias palabras. Esa es la cuestión, los tiempos han cambiado y ya estamos tardando en darlo a conocer.