Hace unos días visité la Alhambra, sin duda uno de los lugares más hermosos y fascinantes de la Tierra. Estuve durante varias horas paseándome por sus palacios, sus jardines, mirando por sus ventanas, admirando sus filigranas, imaginando sus antiguamente repletos salones de nobleza árabe.
Al día siguiente de esta visita voluntariamente me perdí por las sinuosas callejuelas del Albaicín, llegando tras errático deambular a una plaza en lo alto de una loma desde la que se observaba la imponente Alcazaba. En esa plaza, al todavía relativamente cálido sol de Noviembre, me quedé sentado.
Aunque una nueva normativa “cívica” prohibe que se cante o se toque música en las calles de Granada, tuve la suerte de que en la loma hubiera varios irreductibles ciudadanos. Uno de ellos cantaba de vez en cuando esos cantos andaluces de voz seca, llena de profundidad y emoción que hace pensar en todo lo perdido y todo por lo recuperar. Otro tocaba de vez en cuando música árabe con una especie de flauta travesera, otro tocaba una firme guitarra española.
Cerrando los ojos al ardiente sol, para entreabrirlos y ver la Alhambra justo enfrente, me transportaba por los sonidos de unos y otros de la Andalucía actual y pasada para a continuación viajar oníricamente a los tiempos en los que esa era tierra árabe. Viajando en el tiempo, sin más sonidos que los de una extraña banda sonora que a veces se superponía para en otras ceder espacio de silencio a las otras. Fue como un mundo enigmático lleno de emociones que me asaltaban por uno u otro lado mientras mi imaginación casi podía sentir los siglos pasando.
La calma absoluta de la reflexión. Lo perdido y lo que nunca volverá en un mundo ajetreado y cada vez más tecnificado.
Adios Al Andalus, mi querida Alhambra. Hasta nunca, hasta pronto y hasta siempre. He tenido el privilegio de estar unas horas entre vosotros, en vuestra gloriosa historia de conquista eterna, victorias efímeras y derrotas no del todo completas.
Intento valorar en la mayor medida de lo posible mi entorno y lo que tengo. Pero cosas como esta me indican que aún puedo hacer más. Es una lástima que se infravaloren las cosas que tenemos al alcance de la mano.
Me alegra que hayas disfrutado de Granada y espero que vuelvas pronto 😉
¡Ya estoy deseando volver! 😀