Arcadi Espada entre el miedo y el desprecio

Hoy voy a hablar brevemente de la entrevista que en RNE1 hicieron a Arcadi Espada en un programa sobre cultura no sin antes comentar que sería deseable que entrevistaran también a personas críticas con la ley Biden-sinde.

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Hay cuatro puntos que quiero señalar sobre su intervención:

Ad-hominem: El populacho

Es rasgo común ya en el discurso de los defensores de parte de la industria de intermediarios del entretenimiento de usar la falacia ad-hominem para criticar las opiniones opuestas. En este caso el Sr. Arcadi Espada recurre con frecuencia al despectivo término «populacho» que parece englobar a todos los que rechazamos la ley Biden-sinde y abogamos por una reconversión de la industria del entretenimiento. El hecho de llamar populacho a los que esgrimen argumentos más o menos razonados contra unas leyes, es una falacia ad-hominem. De igual modo podría llamar populacho a aquellos que la apoyan cuando más bien lo que ocurre es que no comprenden lo que dichas leyes implican. El calificar a la persona de una u otra manera no invalida por si mismo el argumento de esa persona. En todo caso podemos estar ante hipocresías, incoherencias, etc, y lo que tendrán que hacer es rebatir los argumentos legales esgrimidos por muchos abogados detractores o no de las webs de enlaces, contra una ley que elimina a los jueces de entrar en el fondo del asunto de si una página de enlaces vulnera o no la ley de propiedad intelectual. Por ahora los jueces concluyen una y otra vez que ese tipo de páginas que ahora quieren cerrar administrativamente son legales. Creo que cualquiera que conozca los argumentos contra esta ley, le gusten o no este tipo de páginas, debe concluir que la ley Biden-sinde es perniciosa, inútil para la escusa oficialmente esgrimida y muy peligrosa para la cada vez más reducida libertad de expresión.

Robar:

Tal vez uno de las mentiras más ampliamente repetidas por los defensores de la visión más extremista del copyright es la de que realizar una copia de un contenido bajado por Internet equivale a robar. Al mismo tiempo es tal vez la más fácilmente rebatible y rebatida por activa y por pasiva. Lo que hacen es repetir el meme como un mantra hipnótico con la vana esperanza de convencer a alguien que no sean ellos mismos. Pero los académicos lo tienen muy claro, una copia descargada no tiene porqué equivaler a una copia menos vendida.

Es más, en muchos casos el efecto es mínimo, nulo e incluso positivo para las ventas. No en vano la industria del entretenimiento, en su conjunto, vende cada vez más. ¿Puede que en realidad muchos músicos estén ganando más pero algunos intermediarios menos? ¿Quién roba a quién entonces? Parece evidente que algo falla en el análisis de la situación que sus informes revelan.

Por cierto que copiar no es robar. Aquí un divertido vídeo que espero el Sr. Arcadi Espada comprenda:

Sancionar, miedo, terror:

Tengo la sensación de que la crítica que el Sr. Arcadi Espada hace a la ley Biden-sinde es por «suave» más que por ser una herramienta que ningunea al poder jurídico al apartar a los jueces de resolver sobre posibles infracciones. Al escucharle decir en la entrevista, que hay que «educar» a las personas y sancionarlas también, no pude dejar de sentir un escalofrío, acordarme del excelente artículo «La cena del miedo (mi reunión con la minisra González Sinde)» en la que la propuesta fundamental de parte de la industria es meter miedo y nada más que miedo a los ciudadanos. Ciudadanos, clientes y potenciales clientes, dicho sea de paso.

Recordemos que el objetivo declarado de la «Coalición de Creadores» (algunos creadores, y más bien coalición de algunos intermediarios), es cortar la conexión de los internautas (ciudadanos) a no ser que la Ley Biden-sinde reduzca la «piratería» en un 70%. En otras palabras, la ley Biden-sinde es un paso previo en su objetivo último que es sancionar, multar, eliminar de la sociedad digitalizada a familias enteras al estilo HADOPI en Francia. Saben que es difícil que pase, pero eso nunca les ha frenado porque hasta ahora todo lo que han pedido lo han conseguido. Creo que es evidente que eso de reducir su pretendido problema en un 70% no  ocurrirá jamás porque realmente es todo un espejismo. Su problema es la competencia que hay por ahí a la hora de ofrecer entretenimiento.

Pero más allá de eso ¿sancionar? ¿educar? ¿Estamos hablando tal vez de «adoctrinar»? ¿Que la gente no cuestione ley monopolio de explotación de contenidos conocida como de «propiedad» intelectual y los modelos de negocio analógicos en un entorno digital?

Cuando alguien aboga por causar miedo, por sancionar, por, en definitivamente, usar el terror para sus fines económicos, creo que revela el tipo de propuestas de negocio que son capaces de realizar.

De modelos de negocio nuevos ni hablar. Ni están, ni se les espera.

Intermediarios:

Se queja de los desalmados que abogan por eliminar a los intermediarios y pone ejemplos personales que a todos nos emocionan. La realidad es que muchos no decimos que todos los intermediarios tienen que desaparecer. Esas palabras las ponen ellos en nuestra boca, es su falacia de hombre de paja. Nosotros decimos que algunos tendrán que desparecer, otros reducirse y otros cambiar (y ajustar precios en consecuencia). Ocurrió con los vendedores de grasa de ballena para las lámparas que iluminaban las calles antes de la aparición del gas, los cocheros de Madrid que llevaban mensajes antes de la aparición del teléfono, los fabricantes de hielo antes del frigorífico y tantos otros más presentes y futuros. Otros muchos intermediarios permanecerán, otros serán incluso más importantes que antes.

Pero que alguien pierda el trabajo porque su fábrica, empresa o negocio, ya no sea necesario y ya no se demande, no convierte a quien defiende la desaparición o más bien reconversión en una mala persona. Esa misma persona puede sentir lástima, pena, tristeza, o compasión. Sin embargo aquí hablamos de otros intermediarios muy importantes en la era pre-digital pero que ya no se puede sostener de la misma manera. Existen precios que no se pueden justificar. Hablamos de complejas estructuras que ya no son sostenibles y que la industria y sólo la industria creó cuando los medios de producción y distribución estaban únicamente al alcance de su oligopolio. Cuando cada ciudadano puede copiar, distribuir y promocionar, los modelos de negocio tienen que cambiar, adaptarse y buscar beneficio en la realidad, no al revés.

La inmoralidad:

Hay algo que le tengo que conceder: me ha hecho reflexionar sobre la cuestión moral. Comenta que el hecho de que no tengan ya previsto y en marcha modelos de negocio alternativos que se adapten a lo digital no concede el derecho moral a la gente que se descarga las cosas sin pagar lo que los autores quieren.

Pero el precio no lo suelen poner los autores, claro está. Seguramente sí pagaríamos lo que los autores quieren…

Pero con cuestiones morales me gustaría puntualizar que: 1) Existen modelos de negocio, y estaban avisados hace años de lo necesario de cambiar. Pero no lo han hecho o lo han hecho mal. No sé a qué esperan para esforzarse un poco más. 2) En realidad se demuestra que las supuestas fatales descargas no lo son tanto, luego realmente no sólo no suele haber daño, sino que incluso los autores salen beneficiados al recibir más de ellos algo más de dinero, en detrimento de algunas super stars que ahora reciben menos, pero eso es cosa de la competencia. 3) A casi cualquier cuestión moral se le puede dar la vuelta ¿es moral saber que tienes que cambiar tu modelo de negocio rápidamente y no hacer nada poniendo en riesgo a muchos trabajadores de parte de la industria de intermediación?

No creo que nadie que descargue contenidos desee que el autor desaparezca. Y si algún autor desaparece por no existir un sustrato de modelo de negocio sobre el cual crecer, aparecerá otro que no ponga tantas trabas y con quien el ciudadano pueda interactuar mejor, pagando tal vez por un servicio personalizado y no por el contenido en si. El problema de la moralidad es que es subjetivo. Éticamente la copia privada es correcta y perfectamente legal. Que no les guste ya es otra cosa. Lo preoupante, e inmoral desde mi perspectiva, es que por inacción pongan ellos en riesgo sus propios empleados y echen la culpa a todos los ciudadanos pero no sean capaz de asumir su trascendental responsabilidad. Que echen balones fuera no cambia el hecho de que sea su problema y deban resolverlo.

Conclusión:

Miedo y desprecio. Eso se respira en sus declaraciones. Como única defensa principalmente falacias. Como datos los suyos sesgados y como moral la de una vieja religión del copyright cuyos ídolos han sido destruidos. Eso es todo lo que hay y no parece que se pueda sacar nada más. Pero sobre todo que no esperen que les recibamos con los brazos abiertos cuando den con alguna idea peregrina para vendernos algo.

Safe Creative #1101148259349

2 comentarios en “Arcadi Espada entre el miedo y el desprecio

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