Leyes de tres avisos, desconexión de Internet, represión de usuarios, criminalización de opiniones, identificación de bloggers. Los nuevos Cirilos que asesinarán virtualmente a los millares de Hipatias que poblamos la gran biblioteca de Alejandría que es Internet, son políticos elegidos por nosotros mismos. En una nube de misticismo y supersitión ganamos a pulso la aniquilación del último rincón de libertad y necesario acceso al conocimiento y la cultura.
La ley HADOPI francesa es un ejemplo de cómo aquellos que no quieren que la cultura sea accesible al pueblo, legislan en contra de éste, con el apoyo de éste para cometer uno de los crímenes legalizados más horrendos de la era tecnológica. Como antaño la esclavitud fuera legal, hoy desconectar a los ciudadanos de Internet, obligarles a pagar por un teórico y cuestionado crimen, y supervisar las comunicaciones y opiniones de los ciudadanos, se convierte en proclama dogmática en supuesta defensa de unos creadores, unos artistas. Nada más lejos. No se protege a los creadores globalmente hablando. Sólo a algunos de ellos y nisiquiera eso; se intenta mantener activo un modelo de negocio, unas industrias lentas y mastadónticas que basan su negocio en la pura especulación de un fraude piramidal con el entretenimiento en su embarrada base y el secuestro de la auténtica cultura en su cúspide.
Internet es en muchos sentidos mejor que la vieja biblioteca de Alejandría porque además de tener copia de todo el saber humano, lo puede replicar hasta el infinito y lo hace accesible a la humanidad entera, incluso aquellos con pocos recursos.
Y un pueblo ilustrado es algo que los aspirantes de dictadores deben temer, porque un pueblo que accede a la cultura, que es crítico, es difícil de engañar; puede empezar a pensar por si mismo y puede comprender el engaño al que los poderosos le someten.
El acceso a la cultura desvanece la oscuridad de la supersitición y el misticismo como la llama de una vela. Los monitores de los ordenadores y otros dispositivos son hoy llamas de velas, llamas de esperanza que iluminan un mundo en el que los monstruos son las grandes corporaciones, los corruptos políticos a sueldo de esa misma oscuridad.
En su día nadie fue a salvar a Hipatia de la turba que la despedazó. ¿Qué pasará hoy? ¿Haremos algo cuando vengan a desconectarnos? ¿Contemplaremos impasibles cómo unos políticos elegidos por nosotros acaban con el magnífico sueño que pudo llegar a ser Internet?
¿Se apagará el brillo de nuestros monitores para que una nueva era de oscuridad medieval reemplace el brillo del acceso al conocimiento que pertenece por derecho propio a toda la humanidad?
Cuando algunos políticos apuestas por las nuevas tecnologías tiene que ser con todas sus consecuencias.
Saludos.