No comprendo muy bien porqué tenemos que seguir midiendo el éxito de una protesta por el número de manifestaciones en la calle que se convocan y por el número de asistentes que acuden a éstas.
Bueno en cierto modo, lo comprendo, pero no entiendo porqué en el entorno digital tenemos que seguir midiendo las acciones digitales con métricas analógicas. Supongo que se trata de una crítica fácil y simplona a algo que tiene un complejo engranaje detrás.
Lo cierto es que pocas veces se hace el análisis inverso. Es decir, no veo a mucha gente midiendo el impacto de una protesta en la calle en Internet y seguro que sería interesante analizarlo en profundidad. Veremos que más o menos exitosas convocatorias analógicas tienen un rechazo mayoritario en la gente que extiende su vida por la Red. Porque Internet no es sino una manifestación digital de nuestro yo analógico. Internet es parte de la calle y la expresión de los Internautas es importante porque es el reflejo de la posición de muchos ciudadanos y juega con reglas distintas y desconocidas para no pocos.
Mi visión es un poco digital en estos temas, pero encuentro muchas manifestaciones analógicas muy poco importantes si las comparamos con la fuerza creciente de la presencia de ideas nuevas y originales de Internet que desafías los viejos y trasnochados conceptos analógicos.
Eso no significa, ni mucho menos, que no haya que emprender acciones analógicas, que no haya que levantarse del sillón de vez en cuando y atravesar media España desafiando la nieve y la tempestad para defender lo que consideramos justo. Pero lo que seguro que no podemos es aceptar que se mida un movimiento creciente, disperso pero cada día más fuerte, por prejuicios de una generación que se quedó atascada en el siglo XX.