Inclusividad vs Exclusividad

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Vivimos en unos tiempos fascinantes, o mejor dicho, viviríamos en unos tiempos fascinantes si la resistencia de los viejos de modelos de negocio no produjera el continuo deterioro de las libertades más fundamentales.

Una parte completa de una industria basada en preceptos analógicos está asistiendo con odiosa actitud a su propia muerte. No se puede decir que tengan que dar pena, ya que han tenido muchísimas oportunidades para adaptarse al nuevo escenario, pero han optado por no hacerlo en la creencia de que los políticos ignorantes y/o interesados en controlar a la  población saldrían en su defensa. Aunque esa creencia ha sido finalmente cierta, la guerra, que no puntuales batallas, está lejos de acabar y declarar un claro ganador. El tiempo acabará poniendo, esperamos, a cada uno en el sitio que le corresponde. La historia juzgará en el futuro a muchos políticos como auténticos déspotas y criminales contra la ciudadanía en Internet.

En este momento lo que es importante es analizar cuáles serán los modelos de negocio del futuro y para eso hay que empezar a rechazar esos conceptos analógicos asociados al proceso creativo en sus componentes tanto de producción, como copia, como distribución, publicación, etc.

Si analizamos cómo funciona el entorno digital veremos que lo digital se distingue por:

1.- La eliminación de barreras fronterizas: un único mercado global con cientos de particularidades concretas.

2.- Capacidad de copia virtualmente infinita: cualquier ciudadano que disponga de un ordenador y conexión a Internet puede copiar contenidos. Esto se aplica también a:

3.- Capacidad de programación personal: todos los ciudadanos puede ser sus propios programadores de entretenimiento.

4.- Capacidad de distribución: gracias a las redes de pares, almacenamiento en nube y otros sistemas cualquier ciudadano puede enviar y recibir contenidos propios o creados originalmente por terceros

5.- Capacidad de crear contenidos nuevos y/o con contenidos de terceros: remezcla, collage, inspiraciones, obras derivadas son algunas de las formas en las que las personas dan vía libre a su creatividad. El mejor ejemplo las miriadas de fotógrafos aficionados digitales cuya producción desborda la producción profesional. El periodismo ciudadano es cada vez más y mejor fuente de noticias en clave de lo contrastable.

En pocas palabras, ahora los ciudadanos pueden ser creadores, influenciadores, distribuidores, periodistas, fotógrafos, músicos, críticos de su propio entretenimiento y contribuyen a la cultura en mayor medida que la industria cultural. A todo esto hay que sumar un concepto claramente analógico y no escalable, no al mismo ritmo al menos, de la duplicación de contenidos: la calidad creativa.

¿Porqué se empeña una parte de la industria en ver esto como una amenaza? Es sencillo: porque de hecho realmente lo es. En realidad el problema no es que la gente copie contenidos de terceros, pues varios estudios independientes han demostrado que el efecto es desde nulo, escasamente negativo hasta incluso positivo (.PDF). El problema es la tendencia y la creciente producción independiente que llega más y más a esa misma gente que la produce. No hablamos pues ya tanto de una economía del creador profesional, sino una economía del creador no profesional que puede y de hecho compite en los nichos de los más integristas. Es la economía de la atención. Si no se es visible, si se ponen barreras al acceso a los contenidos, a medio y largo plazo los usuarios pasan al siguiente contenido más fácilmente accesible y así sucesivamente.

En todo este caos las leyes de propiedad intelectual juegan en realidad en contra del creador profesional, incapaz de incorporar (por haber delegado derechos a industrias que no quieren cambiar de forma de funcionar) sus contenidos a la nueva economía, la Economía de la Inclusividad Digital.

¿Qué es la Economía de Inclusividad Digital?

Es la economía que aprovecha la naturaleza distribuida,  y directa de la Red y los nuevos entornos de comunicación como por ejemplo las redes sociales o la remezcla. El principio básico de esta economía es el eliminar las barreras artificiales de exclusividad para obtener un beneficio de economía de escala propiciada por la distribución y reutilización de contenidos para crear nuevos objetos de los que se puede beneficiar cada creador original. ¿Cuales son las claves?

– Buscar la inclusividad significa dar unos mínimos permisos de forma general a toda la ciudadanía para acceder, copiar, publicar y distribuir contenidos como poco sin ánimo de lucro.

– Buscar modos de obtener información (feedback) del devenir de las obras que se crean. Para eso es especialmente importante contar con sistemas abiertos, estandarizados y gratuitos que favorezcan localizar información de obras y usos en Internet.

– Fomentar desde organismos oficiales sistemas de registro de autoría de obras en Internet que puedan hablar entre si para favorecer que se disponga de un almacén de seguridad de derechos de autor y faciliten el contacto entre creadores-usuarios y usuarios-creadores.

– Definir con claridad el tipo de remuneración a los autores cuando se dan usos con ánimo de lucro de forma que siempre el autor pueda recibir un porcentaje de los beneficios de forma automática. Es importante modificar el concepto de beneficio para que no sea exclusivamente monetario.

– Aprovechar al máximo la economía de escala y el «long tail» (cola larga) que abre nuevos nichos de explotación, recuperación de información y generación de tendencias.

– Articular sistemas que impliquen al consumidor en el proceso creativo y premien la atención de éstos de forma que los propios creadores salgan beneficiados directa o indirectamente.

– Progresiva eliminación del concepto «pago con dinero» en favor  del «pago con atención y viralidad» que elimina los problemas generados por las distintas economías de los distintos países y aprovecha la idea de «aldea global». El componente económico surgirá de servicios premium y/o anexos al contenido que se convierte en reclamo, no en fin.

En conclusión diremos que es necesario que los modelos de negocio del siglo XXI no sólo no luchen contra la tecnología sino que participen de ella y con ella para obtener los mayores beneficios que una globalización digital puede ofrecer. Eliminar barreras, captar y rentabilizar la atención haciendo al usuario final partícipe de los distintos pasos de la generación de contenidos, así como nuevas formas creativas de obtener ingresos económicos paralelos al propio contenido, son las bases sobre las que sustentar modelos de negocio escalables y por lo tanto sostenibles para la creciente abundancia de contenidos.

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