Uno de los errores al creer que Internet es virtual, es tender a intentar llevar nuestras propuestas al plano analógico o físico del mundo. Llevo tiempo sosteniendo que Internet es tan real como la mesa sobre la que se apoya mi teclado mientras escribo, tan real como el propio teclado. Tal vez la propia realidad sólo sean sombras, pero esas sombras son reales.
Internet no es distinto de cualquier manifestación del ingenio humano y es por lo tanto una extensión del mundo analógico hacia uno digital; con sus virtudes y defectos igualmente ampliados. Las interconexiones son tan fuertes como la fuerza nuclear que mantiene a los átomos unidos. No se puede separar lo «virtual» de lo que no es, porque de hecho el origen de todo Internet tiene un sustrato físico y palpable.
Detrás de las pantallas hay personas, detrás de los más complejos programas hay programadores. ¿Porqué sin embargo cuando nos planteamos movilizarnos contra los abusos que se cometen contra los ciudadanos en el entorno digital sentimos la irrefrenable tentación de usar modelos de resistencia o lucha basados en lo analógico? ¿Porqué deseamos hacer manifestaciones, recoger firmas e incluso, si me apuran, crear partidos políticos?
Creo que no tenemos claro la naturaleza de lo que defendemos o la potencia real de la propia herramienta que tratanos de defender. ¿Cómo podemos defender Internet, la liberta y el modelo digital de creación y compartición de contenidos si no es usando la propia Internet que está en peligro? El ejemplo más claro es el de Nueva Zelanda ante la ley de Los Tres Avisos o el movimiento de Free Blogger en Italia contra las nuevas leyes fascistas de Berlusconi en su afán de crear crímenes de opinión y controlar lo que la gente dice.
¿Porqué tienen tanto éxito dichas campañas? Es sencillo si se reflexiona. Tienen las mismas virtudes que los sistemas que han puesto en jaque a toda una industria y un modelo de control de la información y la opinión. Es fácil, es viral, es digital y no hace falta levantarse del sillón. Eso que para muchos es algo peyorativo, creo que es una virtud para este tipo de campañas. Internet es inmediatez, es actuar desde el teclado, desde el ratón. No puede ser que intentemos cambiar esa realidad por otra que nos gustaría. Las manifestaciones tienen poca proyección y menos para este tipo de asuntos que tan ajenos son para tantas personas. De hecho, el fallo suele ser que la gente no entiende porqué alguien se manifiesta en favor de Internet y el libre intercambio de contenidos según el uso que se vaya a dar. Es un error pensar que una manifestación de 100, 1.000 internautas va a cambiar esa realidad. Internet sí puede cambiarla.
En el terreno analógico los poderes que quieren controlar Internet, lo que pensamos y lo que consumimos y cómo consumimos tienen ventaja, pero en Internet, ahí, amigos míos, los Internautas somos los reyes. Por ahora. Podemos ser desobedientes civiles en Internet sin excesivo riesgo y gran impacto mediático. Defendamos Internet desde Internet y con Internet. Es nuestra única ventaja. Saquemos provecho de ésta.