Es paradójico que para fomentar el consumismo el capitalismo extremo considere los recursos materiales infinitos y para lo inmaterial exija que sea considerado algo finito.
Me explico: si uno se para a mirar a algunos expertos en economía, esos defensores de un capitalismo extremo y observa, verá que piden que la gente consuma más y más. Cada vez más. Nos piden que compremos más y más ropa, más y más gadgets electrónicos, más y más juguetes de todo tipo como si se crearan a partir de fuentes inagotables de materiales. Por ejemplo: como si el coltán se encontrara a toneladas a pocos metros de cada casa, cambiamos de móvil una media de cada seis meses.
Pero cuando planteas la realidad de los contenidos inmateriales, cuya copia y distribución puede ser virtualmente ilimitada, pronto saltan los mismos capitalistas a exigir más control, más DRMs, promoviendo una escasez ficticia, un control de las comunicaciones, una desconexión por presunta vulneración de copyrights que ni por casualidad requieren para los contenidos materiales.
No deja de ser paradójico a la vez que revelador que este doble-pensar. Es una forma de ver la hipocresía y la desconexión de la realidad, y poca credibilidad que merecen, cuando se plantean las soluciones opuestas a dos situaciones antagónicas.
Esos son los expertos que exigen respeto unilateral… por decreto.