Los políticos no se cansan de querer, mediante mensajes catastrofistas, controlar Internet al precio que sea. Recientemente un grupo influyente del Parlamento Británico se ha unido a las voces que alarmadas ante el poder creciente y la libertad de expresión de Internet temen perder sus prerrogativas y quieren realizar legislaciones específicas para frenar esta cosa tan peligrosa conocida como Libertad.
Y es que cuando se escucha cómo hablan y que siempre recurren al os mismos estereotipos uno no puede menos que sospechar que en realidad no temen eso que dicen querer eliminar, sino más bien el poder crítico y constructivo de una capa de conocimiento que no pueden controlar ni gestionar. Y tal vez no puedan porque sencillamente no lo entienden.
Internet no obedece a sus leyes anacrónicas y analógicas. Los internautas tenemos mecanismos suficientes para luchar contra los males de Internet y para los que trascienden nuestras capacidades ya existen leyes sobre la criminalidad que se aplican de igual manera a este entorno.
Sea como sea, lo que está claro es que hay que estar muy atentos a toda esta gente cuya máxima aspiración es controlar que no pensemos, se sea que vayan a perder todo su poder.
