Personalmente creo que no podemos mirar, como acostumbramos, la realidad de Internet como una fotografía, un objeto inmóvil, sino más bien como algo que evoluciona y evolucionará. La foto que hacemos hoy de la situación no garantiza que la de mañana vaya a ser igual, más bien al contrario.
Cada uno de nosotros ha sentido el cambio en nuestras carnes. Recuerdo cuando yo, por ejemplo, me empezaba a bajar canciones de Audiogalaxy y sin embargo hoy lo único que realmente hago es subir contenidos a la Web y a interesarme por todos los temas relacionados con la libertad en Internet. Si alguien me hubiera preguntado entonces, hubiera sido un descargador compulsivo más. Un número más que demostraba lo que ciertas industrias afirmaban. La encuesta no hubiera siquiera imaginado lo que iba a cambiar esa persona en unos pocos años.
Antes veía la televisión, los noticiarios y esa la era la verdad y ahora, cosa rara, gracias a Internet al menos pongo todo en duda. Mi sentido crítico se ha desarrollado tanto desde mis inicios que me niego a creer que eso no pueda pasarle a nadie más.
Nos ahogamos con los números, con las estadísticas (que básicamente son maneras más o menos bonitas de interpretar alguna verdad convirtiéndola más de lo deseable en una mentira), pero no vamos al individuo y el cambio que todos los individuos están sufriendo en estos momentos. En ese sentido creo que que la gente crea en bulos o no lo haga no es sino una muestra más de lo que más necesitamos en este mundo y que es al mismo tiempo lo que la propia Internet nos puede facilitar siempre y cuando la alejemos de las influencias de aquellos a los que no les interesa que pensemos; educación, acceso a la cultura y gente que sea capaz de transmitir los necesarios valores de pensamiento crítico.
El problema de la educación y el acceso a la cultura no viene del hecho digital de Internet, sino de las carencias y defectos del mundo analógico, heredado directo de leyes influidas por convenios de hace dos siglos.
Lo que hay que replantear de forma urgente, y desde varias instituciones y activistas ya se está haciendo, es una revisión urgente de las leyes y la necesidad de adaptar éstas para lograr que la cultura sea realmente accesible para todos aunque duela y mucho a ciertos lobbys. Tal vez si estos contenidos empiezan a llegar la Web es posible que desplacen las influencias negativas de puro entretenimiento descerebrado que abotargan nuestros sentidos.
Pero no perdamos de vista que esto de Internet es algo que evoluciona y no podemos centrarnos en las grandes cifras estadísticas, sino en los pequeños cambios y en los pequeños individuos que la componemos.
Mario Pena: Para consultar licencia y derechos pulsad enlace inferior.