Spotify afirma que quiere acabar con eMule y por extensión con el uso del P2P en general para compartir archivos de la industria tradicional.
Lo pretenden lograr ofreciendo una alternativa de consumo más atractiva que el intercambio que se da en redes de pares. ¿Cómo quieren lograrlo? Ofreciendo contenido verificado a una calidad razonable, con las bendiciones de la industria tradicional del entretenimiento y de forma sencilla y cómoda.
Se me ocurren varias cuestiones básicas sobre esta opción. ¿Es posible? ¿Es recomendable? Y sobre todo ¿quién está realmente detrás de Spotify?
Spotify se basa en un sistema muy cómodo de usar que facilita que la gente localice la música que desea, la escuche directamente desde su ordenador de forma gratuita a cambio de cortes publicitarios. Existe la posibilidad de usar el servicio con cuentas premium para ordenadores y móviles, sin publicidad y opcionalmente sin necesidad de conexión a Internet.
Realmente parece un sistema muy interesante, sobre todo por la comodidad de uso y la facilitar de informar a nuestros amigos de pistas o listas de reproducción mediante la generación de enlaces.
Pero ¿es el modelo definitivo? Personalmente cuando lo conocí me pareció el paso necesario, no lo suficientemente ambicioso, pero importante pues está respaldado por la misma industria que demanda y criminaliza a sus usuarios y clientes. De alguna manera parecía que habían entrado en razón y pasaban del discurso «o pagas por la música o eres un pirata» a ofrecer algo gratis invalidando todos sus argumentos previos.
Sin embargo hay que considerar varias cuestiones importantes:
1.- El sistema off line de spotify se basa en el uso de DRM. El contenido atado a un DRM es un sistema basado en la desconfianza hacia el usuario y por lo tanto lanza un mensaje negativo. Esto tiene especial relevancia con el punto 7.- de dependencia de la «Nube» como ocurrió con Spiralfrog. Spiralfrog fue el primer Spotify, no mucha gente lo recuerda ya, pero muchos de los usuarios seguro que no olvidan qué pasó con la música y las listas que tenían cuando el servicio finalmente cerró. Todo se perdió. El DRM por definición destruye a medio o largo plazo el contenido al cual está atado. Otro punto importante es que el hecho de poner DRM o sistemas de suscripción como éste se basan en un concepto equivocado de la realidad digital. Presumen escasez de cantidad de contenidos y de capacidad de transmisión de éstos. Bien, eso no es así y basar los modelos de negocio digitales en una escasez que no existe es siempre un problema a medio y largo plazo.
2.- De hecho ya existe la posibilidad de usar spotify sin publicidad, incluso con posibilidad de descargar las canciones y sin pagar por ello. Esto que puede ser una buena noticia para los usuarios que tienen cuentas gratuitas, no es una buena noticia para Spotify en general pues pone en riesgo todo su modelo de negocio y por lo tanto la propia continuidad del proyecto. Eso lleva a pensar que tanto los usuarios free como de pago corren el riesgo de que el servicio cierre y se pierdan todas las listas y canciones escuchadas.
3.- Da una solución parcial al tema de la música ¿pero y para otros contenidos? Pronto saldrá Voddler para películas. Habrá que ver qué nos ofrece en realidad. Pero es que hay más contenidos y por supuesto el problema sigue siendo que hablamos de un servicio, no algo parecido al P2P que mantiene copias de los contenidos compartidos en los ordenadores de millones de usuarios. Si piensan que esto no es tan importante, piensen de nuevo en el ejemplo de Spiralfrog y la destrucción por defectuosos de los contenidos a los que se accedió.
4.- No es rentable y no sabemos si llegará a serlo. Por ahora funciona a base de capital riesgo y las malas lenguas comentan que es la propia industria del entretenimiento, la que exige enormes royalties, la que está detrás de estas inversiones. Uno podría creer que la industria bien podría llegar a decir en un momento dado que no apoya más a este proyecto por no ser rentable, por no poder cubrir los royalties que exigen. Por ahora reciben bastante dinero pero ¿se crearán las suficientes cuentas premium? La cuestión que tenemos que tener muy en mente es ¿vamos a confiar en la industria del entretenimiento, la misma que demanda a ciudadanos por millones de dólares al año y llama pirata a cualquiera que no acepte sus dogmas?
5.- Publicidad intrusiva. Tal vez sea lo que me hizo dejar de usar el servicio. En sistemas como ordenadores Mac, Spotify detecta cuando se baja el volumen de los anuncios para no escucharlos y los retiene hasta volver a subir el volumen. Obligar a escuchar los anuncios dice mucho más del tipo de mentalidad que existe detrás de Spotify que cualquiera de sus declaraciones. Personalmente creo que es una política equivocada pues hace que el usuario perciba la publicidad como negativa y se aísle de ésta. Yo no pagaría 10 euros al mes a una compañía que cree que eso esa es una buena política porque, honestamente, no esperaría que durase mucho.
6.- Contenidos alternativos. Tal vez uno de los principales peligros es que con Spotify nos limitamos a escuchar lo que la industria quiere que escuchemos porque, seamos francos, no quieren que escuchemos otras cosas. Podríamos empezar a preferir otro tipo de música y calidad. Ese riesgo es insoportable para la industria del entretenimiento y Spotify bien hace que mucha gente ya no se interese por nada más que «lo de toda la vida». No digo que sea malo que la gente escuche ésto ¿pero y la facilidad de encontrar y escuchar aquello que está fuera de los tradicionales canales del componente analógico de esta industria? No existe en Spotify. Tal vez seamos demasiado cómodos y Spotify es básicamente el escaparate exclusivo de la industria que no acaba de aceptar la realidad de Internet.
7.- Dependencia de la nube. Ahora se habla sólo de que todo está en la Nube, pero lo cierto es que todo está en la Nube mientras la gente que gestiona tal Nube decide que esté. Hemos pasado de un entorno de derechos a otro de privilegios. Una canción es accesible desde Spotify mientras alguien decida que esté, pero ¿qué impide que cambien de opinión? ¿Qué ocurre entonces? Sí, de nuevo es sencillo de imaginar, desaparece. Depender exclusivamente de la Nube significa cambiar nuestro derecho a acceder a los contenidos por el privilegio, fácilmente revocable, de hacerlo.
Conclusión: No creo que sea deseable ver Spotify tal y como es hoy en día como la alternativa al P2P. De hecho no es una alternativa al P2P porque no tiene de base la principal virtud del P2P la capacidad de crear copias de las obras que se comparten sin restricciones tecnológicas. El P2P es la manera de preservar esos contenidos para el futuro en un entorno de fragilidad de la persistencia digital. Por otro lado la conformidad que mostramos con lo que Spotify nos ofrece nos hace dependientes de un único modelo de creación musical, basado en una escasez ficticia y apoyado por una industria que sigue viendo Internet y a los ciudadanos que la usamos como enemigos de su modelo de negocio.
Tal vez sea un paso interesante y necesario, pero si no aprenden a escuchar y a ofrecer soluciones más atrevidas, no creo que pase de ser un servicio más, una anécdota en medio de un futuro extraño e incierto.
Yo aprendí bien la lección con Pandora Radio, de la que sí era usuario habitual, hasta que restringieron su uso fuera de Estados Unidos. Los que ahora usan Spofity deberían tenerlo siempre presente.
Depender de un servicio en Streaming me parece tirar piedras contra tu propio tejado, sobre todo habiendo opciones mejores, ya sea jamendo, ya sea grupos pequeños que ponen sus discos en descarga directa aunque no opten por el CC -vease Aloud Music http://aloudmusic.com/-
Además creo que el P2P sigue siendo la mejor opción para acceder a la música, no es ya por comodidad, es una cuestión de convicción.
El único inconveniente con el p2p puede es que afecta al beneficio económico de los músicos. Creo que esta en nuestras manos y en la de los artistas encontrar alguna forma de compensar a los creadores sin acabar con el P2P, que es la verdadera revolución liberadora para el acceso a la cultura, comparable a lo que supuso la Revolución Francesa para las libertades generales y el fin de los regímenes absolutistas -y entonces rodaron cabezas literalmente, no lo olvidemos-
Por supuesto la industria se ve amenazada ya que si los músicos encontraran formas de compensación económica a través de P2P, intermediarios como ellos serían inútiles. Evidentemente lucharán con todos sus fuerzas para evitar esto.
De acuerdo con lo que comentas. En cualquier caso el P2P evidencia el cambio de paradigma en lo que a escasez se refiere. Lo escaso es la atención del público y la mejor manera de atraerla es con los contenidos. ¿Forma de compensar a los autores? Creo que usando un poco la imaginación serán capaces de saber cómo hacerlo. De hecho ya se ha propuesto por reputados economistas.
Nunca me he metido en esa web que mencionas; la verdad es que depender de un canal único para esuchar música a la larga acarrea problemas, ¿y si un buen día desaparece? ¿qué ocurrirá con todos esos usuarios que tienen su «discoteca» bajo Spotify? al final se quedan al aire, sin poder escuchar «su música».
Prefiero el método tradicional y efectivo 100%: me descargo lo que me da la gana con todo tipo de programas de descargas que tenga a mi alcance… luego escucho lo que quiero, cuando quiero, las veces que yo quiero, y sin publicidad. Por supuesto que a los políticos ignorantes y sus jefes los lobbys «intermediarios culturales» no les guste mi decidión, pero francamente; no me importan lo más mínimo: sólo me quedo con los músicos que valen la pena invertir en ellos y punto. Demás consideraciones no serán contempladas.